Enfermedades cardiovasculares
Las enfermedades cardiovasculares son
la principal causa de defunción en el mundo. Según las estimaciones, se cobran cada
año 17,9 millones de vidas. Estas enfermedades agrupan una serie de trastornos
del corazón y los vasos sanguíneos, como la cardiopatía coronaria, los
accidentes cerebrovasculares y las cardiopatías reumáticas. Más de cuatro de
cada cinco defunciones por enfermedades cardiovasculares se deben a
cardiopatías coronarias y accidentes cerebrovasculares, y una tercera parte de ellas
son prematuras (es decir, de personas menores de 70 años).
Los factores de riesgo conductuales
más importantes de las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares son la alimentación
poco saludable, la inactividad física, el consumo de tabaco y el consumo nocivo
de bebidas alcohólicas. Entre los factores del entorno, el más importante es la
contaminación del aire. Los efectos de los factores de riesgo conductuales
pueden manifestarse en forma de hipertensión, hiperglucemia e hiperlipidemia,
además de sobrepeso y obesidad. Estos factores de riesgo intermedios, que
pueden medirse en los establecimientos de atención primaria, indican un mayor
riesgo de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, insuficiencia
cardiaca y otras complicaciones.
Se ha demostrado que abandonar el consumo
de tabaco, reducir la ingesta de sal y aumentar la de frutas y hortalizas, realizar
actividad física con regularidad y no tomar bebidas alcohólicas con
consecuencias nocivas reducen el riesgo de sufrir enfermedades
cardiovasculares. Las políticas de salud orientadas a crear entornos propicios
para que ofrecer opciones saludables a las personas que sean asequibles, así
como la mejora de la calidad del aire y la reducción de la contaminación, son
fundamentales para ayudar a adoptar y mantener comportamientos saludables.
Para prevenir las defunciones prematuras es preciso conocer cuáles son las personas que corren más riesgo cardiovascular y velar por que reciban el tratamiento adecuado. Además, el acceso a medicamentos esenciales y tecnologías básicas de salud que permitan tratar las enfermedades no transmisibles en todos los centros de atención primaria es esencial para proporcionar tratamiento y asesoramiento a toda persona que lo necesite.
Ataque cardiaco y accidente cerebrovascular
A menudo no hay ningún síntoma de que exista una enfermedad subyacente de los vasos sanguíneos. El ataque cardiaco o el accidente cerebrovascular pueden ser el primer signo de que existe tal enfermedad. A continuación se indican algunos de los síntomas de un ataque cardiaco:
- dolor o malestar en el centro del pecho; y/o
- dolor o malestar en los brazos, el hombro izquierdo, los codos, la mandíbula o la espalda.
Además, la persona puede experimentar dificultad para respirar o disnea, náuseas o vómitos, mareo o desmayos, sudor frío y palidez. Las mujeres son más propensas que los hombres a presentar disnea, náuseas, vómitos y dolor de espalda o mandíbula.
El síntoma más común de un accidente cerebrovascular es una debilidad repentina de la cara, el brazo o la pierna, casi siempre en un lado del cuerpo. Otros síntomas que pueden aparecer de forma repentina son los siguientes:
- entumecimiento de la cara, el brazo o la pierna, especialmente en un lado del cuerpo;
- confusión, dificultad para hablar o entender el discurso;
- dificultad para ver con uno o ambos ojos;
- dificultad para caminar, mareos y/o pérdida de equilibrio o coordinación;
- dolor de cabeza intenso sin causa conocida; y/o
- desmayo o pérdida del conocimiento.
Las personas que experimenten estos síntomas deben buscar atención médica inmediata.
Cardiopatía reumática
Los síntomas de la cardiopatía reumática son: disnea, fatiga, arritmias, dolor torácico y desmayos. Los síntomas de la fiebre reumática (que puede causar cardiopatía reumática si no se somete a tratamiento) incluyen: fiebre, dolor e hinchazón de las articulaciones, náuseas, cólicos abdominales y vómitos.
La OMS ayuda a los Estados Miembros a prevenir y tratar las enfermedades cardiovasculares, y también a hacer un seguimiento de ellas, mediante estrategias mundiales orientadas a reducir la incidencia, la morbilidad y la mortalidad de esas enfermedades. Algunas de estas estrategias son reducir los factores de riesgo, elaborar protocolos de atención, reforzar la capacidad del sistema de salud para atender a los pacientes y vigilar las características y tendencias epidemiológicas con el fin de influir en las medidas nacionales y mundiales.
Los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares son comportamientos como el consumo de tabaco, la alimentación poco saludable, el consumo nocivo de bebidas alcohólicas y la falta de actividad física, así como factores del entorno como la contaminación del aire. Además, hay otros factores de tipo fisiológico, como la hipertensión, la hipercolesterolemia y la hiperglucemia, que están relacionados con determinantes y factores sociales subyacentes, como el envejecimiento, el nivel de ingresos y la urbanización.