Datos y cifras
- La difteria es una enfermedad provocada por una bacteria que afecta a las vías respiratorias superiores y, con menor frecuencia, a la piel. Esta bacteria produce también una toxina que daña el corazón y los nervios.
- La difteria es una enfermedad prevenible mediante vacunación, pero es necesario administrar varias dosis y dosis de refuerzo para producir y mantener la inmunidad.
- Las personas no inmunizadas o insuficientemente inmunizadas corren el riesgo de padecer la enfermedad.
- La difteria, sin el tratamiento adecuado, puede resultar mortal para las personas no vacunadas en aproximadamente el 30% de los casos, y los niños pequeños corren un mayor riesgo de morir (1).
- Como se ha puesto de manifiesto con los recientes brotes de difteria, es importante que la población mantenga unos niveles elevados de cobertura vacunal a lo largo de toda la vida.
- Se estima que, en 2023, el 84% de los niños de todo el mundo recibieron las tres dosis recomendadas de la vacuna con componente antidiftérico durante la infancia, lo que deja un 16% de los niños sin cobertura vacunal o con una cobertura incompleta. La cobertura vacunal varía considerablemente entre los países y en el interior de estos.
Generalidades
La difteria es una enfermedad contagiosa causada por bacterias que producen toxinas. Puede propagarse de una persona a otra cuando una persona infectada tose o estornuda. Aunque cabe la posibilidad de que algunas personas no desarrollen manifestaciones de la enfermedad, pueden transmitir las bacterias a otras personas. En otros casos se desarrolla un cuadro leve, aunque también pueden aparecer cuadros graves y complicaciones que pueden resultar letales.
La difteria puede afectar a cualquier persona, pero es más común entre los niños que no han sido vacunados.
La toxina diftérica daña las vías respiratorias y se puede extender por todo el cuerpo. Los síntomas más habituales son fiebre, dolor de garganta e hinchazón de los ganglios del cuello.
Estar vacunado es la mejor manera de no contraer la enfermedad de la difteria y de no contagiarla a otras personas. La vacuna es segura y ayuda al organismo a luchar contra la infección.
Antes de la introducción de la vacuna con componente antidiftérico y de la vacunación generalizada en el decenio de 1930, se producían casos en todo el mundo.
Recientemente, como consecuencia de una vacunación insuficiente, han surgido brotes cada vez más frecuentes a pesar de que se dispone de una vacuna segura y eficaz.
Efectos de la pandemia de COVID-19
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto en la prestación de servicios de inmunización sistemática y en las actividades de vigilancia. Estos contratiempos han dejado a numerosos niños expuestos a enfermedades prevenibles mediante vacunación, como la difteria.
Ninguna región de la OMS se encuentra completamente libre de difteria, y las bacterias pueden circular en zonas con una baja cobertura de inmunización de la vacuna con toxoide diftérico, lo que aumenta la probabilidad de brotes y expone a todas las personas no vacunadas o sin la pauta vacunal completa a un mayor riesgo de infección.
Habría que fortalecer los programas de vacunación y de vigilancia en el ámbito de la atención primaria de salud, así como esforzarse por administrar tres dosis de la vacuna con toxoide diftérico a todos los niños durante la primera infancia, la niñez y la adolescencia. Los países también deberían poner en marcha sistemas de vigilancia sólidos para detectar y confirmar los casos y acabar rápidamente con las deficiencias de inmunidad.
Signos y síntomas
Los síntomas de la difteria suelen aparecer entre el segundo y el quinto día después de la exposición a las bacterias. Los síntomas típicos de la infección son dolor de garganta, fiebre, inflamación de los ganglios del cuello y debilidad. Entre el segundo y el tercer día después de la infección, el tejido muerto en el tracto respiratorio forma una capa gruesa de color gris que puede cubrir los tejidos de la nariz, las amígdalas y la garganta, lo que dificulta la respiración y la deglución.
La mayoría de los casos de enfermedad grave y muerte por difteria se producen como consecuencia de la toxina de la difteria y sus efectos. Entre sus posibles complicaciones se encuentra la inflamación del corazón y de los nervios. La difteria, sin el tratamiento adecuado, puede resultar mortal para las personas no vacunadas en aproximadamente el 30% de los casos, y los niños menores de cinco años corren un mayor riesgo de morir.
Grupos de riesgo
Cualquier persona no inmune (no vacunada o sin la pauta vacunal completa) puede infectarse.
La difteria reaparece cada vez que la cobertura de inmunización disminuye. Los daños en la infraestructura o los servicios de salud en los países que han sufrido un desastre natural o un conflicto, o que se están recuperando de ellos, interrumpen la vacunación sistemática. El hacinamiento en los campamentos de alojamiento temporal aumenta el riesgo de infección.
Tratamiento
El riesgo de complicaciones o de muerte disminuye considerablemente si se administra un tratamiento adecuado en la fase inicial de la enfermedad. Por esta razón, en caso de presunta difteria, hay que realizar rápidamente las pruebas para confirmar la enfermedad y el tratamiento debe comenzar lo antes posible.
Los casos de difteria se suelen tratar con antitoxina diftérica y antibióticos. La antitoxina específica de la difteria neutraliza la toxina que circula en la sangre. En las directrices terapéuticas de la OMS se explica detalladamente el modo de administrar esta antitoxina. Los antibióticos detienen la replicación bacteriana y, por lo tanto, la producción de toxinas, aceleran la eliminación de las bacterias y previenen su transmisión a otras personas. No obstante, numerosas cepas actuales de la bacteria que causa la difteria han presentado resistencia a algunos antibióticos de uso común. Toda persona que haya padecido difteria también deberá vacunarse una vez termine la fase aguda de la enfermedad.
Las personas que han estado en contacto con enfermos de difteria deben someterse a un tratamiento profiláctico con antibióticos. Asimismo, habría que verificar el estado de vacunación de todos sus contactos, y si no tienen la pauta completa, habría que proponerles que se vacunen.
Prevención
La difteria se puede prevenir mediante vacunas que suelen administrarse junto con las vacunas contra el tétanos, la tosferina y otras enfermedades. La OMS recomienda la administración de seis dosis de vacunas con toxoide diftérico en total, a partir de las 6 semanas de edad y a lo largo de toda la adolescencia, para proporcionar una protección a largo plazo.
La manera más eficaz de prevenir la difteria es mantener una alta cobertura de vacunación de la población en el marco de los servicios de inmunización sistemática integrados en la atención primaria de salud. Habría que vacunar a todos los niños contra la difteria con una primovacunación completa y tres dosis de refuerzo adicionales para proporcionarles una protección a largo plazo. La vacuna contra la difteria es segura y eficaz.
Esta vacuna se administra en la mayoría de los casos en combinación con otras vacunas contra enfermedades como el tétanos, la tosferina, las infecciones por Haemophilus influenzae y la hepatitis B, así como con la vacuna antipoliomielítica inactivada.
La combinación de vacunas aumenta ligeramente el costo, pero permite reducir los gastos de distribución y de administración y, lo que es aún más importante, ofrece la ventaja de una protección contra otras enfermedades de la infancia como el tétanos, la tosferina, la meningitis y la poliomielitis.
En 2023, el 84% de los niños recibieron las tres dosis que integran la primovacunación contra la difteria. No obstante, los niveles de cobertura varían mucho entre los países y en el interior de estos.
Una vacunación insuficiente de sucesivos grupos de población infantil puede dar lugar a casos y brotes de difteria.
Respuesta de la OMS
El Programa Ampliado de Inmunización comenzó en 1974. Las vacunas contra la difteria, en combinación con otras vacunas, se introdujeron como parte de este programa desde su inicio, y han contribuido a reducir en más de un 90% el número de casos entre 1980 y 2000. La OMS continúa colaborando con los Estados Miembros para promover la vacunación a fin de mantener la cobertura vacunal y prevenir la aparición de enfermedades entre la población.
En los últimos años, se han producido brotes de difteria debido a una insuficiente cobertura vacunal. Con el fin de controlar estos brotes, la OMS ha colaborado con los Estados Miembros para articular una respuesta a los brotes y fortalecer los programas de vacunación sistemática a fin de mejorar y mantener la cobertura de inmunización para prevenir las infecciones y las muertes por difteria.
Referencias
- Truelove SA, Keegan LT, Moss WJ, Chaisson LH, Macher E, Azman AS, Lessler J. Clinical and Epidemiological Aspects of Diphtheria: A Systematic Review and Pooled Analysis. Clin Infect Dis. 2020 Jun 24;71(1):89-97. doi: 10.1093/cid/ciz808. PMID: 31425581; PMCID: PMC7312233.