Fracturas por fragilidad

25 de septiembre de 2024

Datos y cifras

  • En 2019 se produjeron 178 millones de fracturas en el mundo, lo que representa un aumento del 33,4% con respecto a 1990, debido en parte al crecimiento demográfico y el envejecimiento de la población.
  • En el mismo año, 455 millones de personas sufrían síntomas agudos o crónicos de fractura ya diagnosticados, lo que supone un aumento del 70,1% en la prevalencia absoluta desde 1990.
  • También en 2019, las fracturas fueron la causa de un total de 25,8 millones de años vividos con discapacidad, un aumento del 65,3% desde 1990.
  • Las personas mayores, sobre todo las mujeres, tienen más probabilidad de sufrir fracturas.
  • En los ancianos, la mayoría de las fracturas se deben a la fragilidad de los huesos y son producto de traumatismos de baja energía, es decir, son causadas por una fuerza mecánica equivalente a la que actúa en una caída desde una posición de pie (parado) o una altura inferior.
  • La incidencia anual de las fracturas, en particular las causadas por la fragilidad ósea, es paralela al aumento del crecimiento demográfico y el envejecimiento de la población. Sin embargo, se puede predecir el riesgo y evitar muchas de estas fracturas mediante intervenciones eficaces.

Panorama general

Los huesos se pueden fracturar de forma parcial o completa, tanto de forma espontánea (debido a la osteoporosis y a otras enfermedades crónicas asociadas a ella) como a causa de caídas o traumatismos (por ejemplo, accidentes de tránsito o la práctica de un deporte). Son un problema para la salud pública mundial y causan una elevada morbimortalidad y unos costos de atención de salud considerables.

La cifra anual de fracturas va en aumento, impulsada por el crecimiento demográfico y el envejecimiento de la población. Aunque se dispone de datos sobre la incidencia de fracturas en el mundo, no están desglosados por el tipo de fractura. Según el Estudio sobre la Carga Mundial de Morbilidad, tanto la incidencia como la prevalencia de las fracturas como el número de años vividos con discapacidad como consecuencia de ellas han aumentado significativamente entre 1990 y 2019. Las tasas de incidencia son más elevadas entre las personas de más edad, (1) en las que la mayoría de las fracturas se deben a la fragilidad de los huesos. Estos incrementos significativos generan importantes costos en atención de salud en todo el mundo.

Se prevé que, en los cinco países más grandes de la Unión Europea, más Suecia, el gasto anual en fracturas por fragilidad aumentará un 27% de aquí a 2030, (2) una tendencia que se ha observado también en otras partes del mundo. (3) Por lo tanto, es fundamental prevenir estas fracturas para preservar la salud y el bienestar de todos los adultos, en particular de los más mayores. Algunas medidas preventivas son la evaluación precoz de los factores de riesgo y el tratamiento de la osteoporosis.

Tipos de fracturas por fragilidad

Las fracturas por fragilidad son producto de traumatismos de baja energía, es decir, de fuerzas mecánicas que, normalmente, no causarían una fractura, como las que se producen en una caída desde una posición de pie (parado) o una altura inferior. Son la principal consecuencia clínica de la osteoporosis, aunque también pueden sufrirlas mujeres posmenopáusicas sin osteoporosis.

Las localizaciones más frecuentes de las fracturas por fragilidad son:

  • la columna vertebral
  • la cadera
  • la parte distal del antebrazo (la muñeca)
  • la parte proximal del húmero (el brazo).

No obstante, también pueden producirse en la pelvis, las costillas y la región proximal de la tibia. Las fracturas más graves son las que afectan a la cadera y la columna vertebral.

Factores de riesgo

Hay factores genéticos, sociales, ambientales o relacionados con los hábitos de vida que aumentan el riesgo de que una persona padezca una enfermedad o un problema de salud. Se suele distinguir entre factores modificables y no modificables, en función de si se puede o no actuar sobre ellos mediante cambios en el entorno y los hábitos.

Los factores de riesgo modificables de las fracturas por fragilidad son:

  • el tabaquismo
  • el consumo de alcohol
  • el sedentarismo y la inactividad física
  • el bajo peso corporal
  • la alimentación pobre en nutrientes
  • las carencias de vitamina D y de calcio
  • los trastornos alimentarios, como la anorexia nerviosa y la bulimia
  • la malabsorción de nutrientes
  • algunos medicamentos, como los glucocorticoides, los antidepresivos, los anticonvulsivos y los tratamientos de deprivación androgénica.
  • las caídas.

En cuanto a los factores de riesgo no modificables, son los siguientes:

  • la edad avanzada
  • el sexo (el riesgo es mayor en las mujeres)
  • el origen étnico (las personas de piel blanca corren más riesgo que el resto)
  • los antecedentes personales de fracturas
  • los antecedentes familiares de fracturas
  • la menopausia.

A pesar de que estos factores no se pueden modificar, los trabajadores de la salud y los pacientes deben conocerlos para reforzar la prevención. Con las fracturas por fragilidad ocurre igual que con otras afecciones relacionadas con la edad: pueden deberse a diversas causas y sus factores de riesgo también son variados.

Osteoporosis y densidad mineral ósea baja

La osteoporosis es una enfermedad caracterizada por una baja densidad mineral ósea y una alteración de la microestructura del tejido óseo que aumentan su fragilidad y el riesgo de fracturas. Además de los factores de riesgo de fracturas ya enumerados, la osteoporosis aumenta este riesgo, del mismo modo que la hipertensión arterial es un factor de riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares.

¿Puede predecirse el riesgo de fracturas por fragilidad?

Hay diversos métodos que se usan para predecir la probabilidad de sufrir una fractura durante un periodo de tiempo determinado (por ejemplo, cinco o diez años) y fundamentar las decisiones clínicas. La mayoría se basan en los factores de riesgo clínicos (como la edad, el sexo y los antecedentes de fracturas) y algunos añaden la medición de la densidad mineral ósea. Sin embargo, no se ha consensuado un método a nivel mundial para predecir este riesgo.

La OMS está evaluando todos los métodos de predicción del riesgo de fractura con el fin de recomendar los más adecuados a nivel mundial.

Estrategias de prevención primaria

La prevención primaria consiste en aplicar medidas, estrategias o intervenciones para prevenir la aparición de enfermedades o problemas de salud. Se suelen centrar en detectar, atenuar y eliminar factores de riesgo en individuos o grupos.

Para prevenir las fracturas por fragilidad, estas medidas se enfocan principalmente en promover o mantener la densidad y la resistencia de los huesos. Por ejemplo:

  • mejorar la alimentación y la nutrición
  • practicar actividad física con regularidad
  • dejar de fumar
  • limitar el consumo de alcohol
  • tratar la osteoporosis
  • prevenir las caídas.

Aunque hay un cierto consenso sobre los principios básicos de la prevención primaria de las fracturas por fragilidad, como la nutrición y la alimentación saludables y la actividad física, sigue habiendo controversia en torno a la eficacia de determinadas intervenciones y la duración del tratamiento.

La OMS está reevaluando la eficacia y la inocuidad de las principales intervenciones preventivas de las fracturas en el adulto a partir de revisiones sistemáticas de las pruebas disponibles.

Tratamiento y atención

La prevención secundaria de las fracturas por fragilidad también es fundamental. Si se detectan y tratan precozmente, se pueden evitar complicaciones y mejorar su evolución. Se trata de un problema importante porque, a pesar de que las mujeres posmenopáusicas y los varones mayores presentan fracturas vertebrales con frecuencia, la mayoría no se diagnostican.

Las fracturas por fragilidad y sus complicaciones deben tratarse. En ocasiones, requieren un tratamiento quirúrgico y, en otras, pueden bastar intervenciones menos cruentas. Los cirujanos ortopédicos son esenciales a este respecto.

La prevención de las fracturas secundarias también es esencial, y forma parte de la denominada prevención terciaria, que incluye una rehabilitación eficaz y una mejora de la calidad de vida.

Tras el tratamiento, la persona debe iniciar de inmediato la rehabilitación bajo la supervisión de personal cualificado para recuperarse de la fractura y de la pérdida de funcionalidad que causa. La rehabilitación incluye también proporcionar productos de apoyo, como andadores y ortesis, así como la formación necesaria para usarlos.

Afecciones concomitantes

Además de la presencia de factores de riesgo de fracturas por fragilidad, la persona puede presentar problemas de salud como diabetes, hipertensión, cardiovasculopatías, enfermedades renales y hepáticas, depresión, demencia o una infección por el VIH.

Se sabe que algunas de estas afecciones, como las infecciones y los ictus, aumentan el riesgo de que las fracturas revistan más gravedad y pueden afectar a la funcionalidad tras la operación.

Es importante tener en cuenta los problemas de salud que presentan tanto las personas con riesgo de sufrir fracturas por fragilidad como aquellas que ya las han padecido para determinar cómo atenderlas adecuadamente y prevenir las complicaciones de las intervenciones quirúrgicas reparadoras, optimizar los resultados del tratamiento y mejorar el pronóstico.

Respuesta de la OMS

Iniciativa Rehabilitación 2030 de la OMS

La OMS considera que la rehabilitación es una intervención esencial que forma parte de la cobertura sanitaria universal, y también un componente fundamental de la atención a las personas con fracturas por fragilidad. El paquete de intervenciones de rehabilitación de la OMS proporciona información sobre las intervenciones esenciales y los recursos humanos y materiales necesarios para 20 problemas de salud, entre ellas las fracturas.

Decenio del Envejecimiento Saludable de las Naciones Unidas

El Decenio de las Naciones Unidas del Envejecimiento Saludable (2021-2030) de las Naciones Unidas es una iniciativa mundial para mejorar la vida de las personas mayores, sus familias y las comunidades en las que viven, y cuya ejecución lidera la OMS, en colaboración con otros organismos de las Naciones Unidas. En el marco de este Decenio, el enfoque de la OMS para la atención integrada para personas mayores ofrece recomendaciones específicas a fin de prevenir, retrasar o revertir la pérdida de la capacidad intrínseca de las personas mayores, entre ellas para prevenir las caídas.

Iniciativa de la OMS sobre la Salud Ósea y el Envejecimiento

En 2023, como parte del Decenio de las Naciones Unidas del Envejecimiento Saludable, la OMS puso en marcha su Iniciativa sobre la Salud Ósea y el Envejecimiento, que dirige su Departamento de Salud de la Madre, el Recién Nacido, el Niño y el Adolescente, y Envejecimiento. Los principales objetivos de esta iniciativa son elaborar una hoja de ruta estratégica para mejorar la salud de los huesos y el envejecimiento saludable, y promover una estrategia de salud pública para prevenir las fracturas en ese grupo etario.

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Bibliografía

  1. GBD 2019 Fracture Collaborators. Global, regional, and national burden of bone fractures in 204 countries and territories, 1990-2019: a systematic analysis from the Global Burden of Disease Study 2019. Lancet Healthy Longev. 2021;2(9):e580-e92. Epub 2021/11/02. doi: 10.1016/S2666-7568(21)00172-0. PubMed PMID: 34723233.
  2. Borgstrom F, Karlsson L, Ortsater G, Norton N, Halbout P, Cooper C, et al. Fragility fractures in Europe: burden, management and opportunities. Arch Osteoporos. 2020;15(1):59. Epub 2020/04/20. doi: 10.1007/s11657-020-0706-y. PubMed PMID: 32306163; PubMed Central PMCID: PMCPMC7166207.