Gonorrea (infección por Neisseria gonorrhoeae)

4 de julio de 2024

Datos y cifras

  • La gonorrea es una infección de transmisión sexual prevenible y curable causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae, que se transmite principalmente a través de las relaciones sexuales vaginales, orales o anales.
  • Se estima que, en 2020, hubo 82,4 millones de nuevas infecciones en adultos en todo el mundo.
  • La mayoría de las mujeres con gonorrea son asintomáticas; un síntoma frecuente, cuando aparecen, es la secreción vaginal. La mayoría de los hombres, por su parte, presentan secreciones por el pene.
  • Si no se trata, la gonorrea puede provocar esterilidad tanto en hombres como en mujeres, así como otras complicaciones asociadas a la salud sexual y reproductiva. Asimismo, aumenta el riesgo de infección por el virus del VIH.
  • La gonorrea resistente a los antimicrobianos es un problema grave y creciente que provoca que muchas clases de antibióticos sean ineficaces, y existe el riesgo de que la enfermedad acabe siendo intratable.

Panorama general

La gonorrea es una infección de transmisión sexual frecuente causada por una bacteria. Por lo general, se propaga a través de las relaciones sexuales vaginales, orales o anales. La gonorrea se puede tratar y curar con antibióticos.

La mayoría de los casos de gonorrea se pueden prevenir con el uso habitual y correcto de preservativos.

La gonorrea causa síntomas diferentes en mujeres y hombres. Las mujeres a menudo no presentan síntomas pero, si no se trata, la infección puede provocar esterilidad y problemas durante el embarazo.

Los síntomas frecuentes en los hombres incluyen dolor o ardor al orinar, secreción por el pene y, en ocasiones, dolor en los testículos.

La gonorrea puede transmitirse de la madre al bebé durante el embarazo.

La infección gonocócica aumenta el riesgo de contraer y propagar el VIH.

Magnitud del problema

La OMS estimó que, en 2020, hubo 82,4 millones de nuevas infecciones por N. gonorrhoeae en adultos de 15 a 49 años. La prevalencia de la gonorrea es más alta en los grupos de población vulnerables, como los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, los trabajadores sexuales, las mujeres transexuales y los adolescentes y jóvenes en países con alta carga de morbilidad.

La gonorrea se puede tratar y puede curarse con algunos antibióticos. Sin embargo, la aparición de N. gonorrhoeae resistente a los antibióticos está provocando que el tratamiento sea cada vez más difícil y que exista el riesgo de que la enfermedad se vuelva intratable. El uso racional de los antibióticos y el desarrollo de otros nuevos son fundamentales para reducir esta gran amenaza.

Signos y síntomas

La gonorrea puede afectar a los genitales, el ano o la garganta. Los hombres y las mujeres pueden presentar síntomas diferentes y estos aparecen generalmente de 1 a 14 días después del contacto sexual con una persona infectada.

Los síntomas frecuentes en los hombres incluyen los siguientes:

  • una secreción de color blanco, amarillo o verdoso por el pene
  • dolor o ardor al orinar
  • dolos o hinchazón en los testículos.

La mayoría de las mujeres con gonorrea no presentan síntomas o no son conscientes de ellos. Si estos aparecen, pueden ser, entre otros:

  • secreción vaginal
  • dolor o ardor al orinar
  • sangrado vaginal entre periodos o durante las relaciones sexuales.

La infección anal en mujeres y hombres puede provocar:

  • secreciones
  • sangrado
  • picazón
  • dolor
  • dolor al defecar.

Las infecciones de garganta no suelen presentar síntomas. Si estos aparecen, pueden incluir enrojecimiento, dolor e inflamación de la garganta.

Los bebés nacidos de madres con gonorrea pueden presentar una infección ocular, que causa enrojecimiento, dolor, molestias, úlceras y lagrimeo. Estos síntomas se pueden prevenir con medicamentos para los ojos específicos para recién nacidos.

Posibles complicaciones

Las infecciones por N. gonorrhoeae no tratadas pueden provocar complicaciones y secuelas en las mujeres, como enfermedad inflamatoria pélvica, embarazo ectópico o esterilidad.

En los hombres, las complicaciones incluyen inflamación escrotal, estenosis uretral y esterilidad.

La conjuntivitis neonatal (infección ocular) puede provocar ceguera si no se trata.

Se han dado casos esporádicos de infección gonocócica diseminada, que se manifiesta como fiebre e infección en múltiples órganos del cuerpo, como la piel, el corazón, las articulaciones y las meninges.

La gonorrea puede provocar estigmatización y afectar las relaciones personales. Estos efectos son importantes, pero a menudo no pueden cuantificarse.

Diagnóstico

Las pruebas moleculares son las pruebas de referencia para diagnosticar la infección por N. gonorrhoeae y pueden realizarse en el laboratorio o en el lugar donde se presta la atención de salud. En la actualidad, se están desarrollando pruebas de diagnóstico rápido.

En algunos laboratorios, se utiliza la microscopía con tinción de Gram. Sin embargo, este método es menos sensible en mujeres que presentan secreción vaginal o cervicouterina, así como en infecciones de garganta y anales.

En muchos entornos de atención primaria de salud donde no se dispone de capacidad diagnóstica para detectar la infección por N. gonorrhoeae, se recomienda un enfoque sindrómico para el tratamiento de los casos.

Es fundamental conocer los antecedentes sexuales del paciente y realizar una evaluación de riesgos antes de hacer el diagnóstico. El examen clínico, el examen con espéculo (en mujeres) y la palpación pueden proporcionar indicios importantes para el diagnóstico clínico.

Con frecuencia, se utilizan muestras de orina (método preferido en el caso de los hombres) para diagnosticar la gonorrea, pero también se pueden utilizar hisopados (método preferido en el caso de las mujeres) de los genitales y de otras áreas (ano, garganta, conjuntiva), en función de la localización de los síntomas, las prácticas sexuales y la historia clínica.

Dado que la mayoría de los casos son asintomáticos, se recomienda aplicar estrategias de tamizaje en las poblaciones con mayor riesgo de contraer gonorrea a fin de prevenir la propagación de la infección y la aparición de complicaciones. Además de las pruebas para diagnosticar esta enfermedad, generalmente se realizan también pruebas para detectar otras infecciones de transmisión sexual (como el VIH, la sífilis y la clamidiosis).

Ante un fracaso terapéutico, se deben realizar pruebas para determinar la sensibilidad de la N. gonorrhoeae a los antimicrobianos a fin de verificar si el patógeno es resistente a los medicamentos. La OMS recomienda a los países que vigilen las características de resistencia a los antimicrobianos para poder respaldar las recomendaciones de tratamiento.

Tratamiento

Las personas con gonorrea deben recibir tratamiento lo antes posible.

La gonorrea se trata con unos antibióticos llamados cefalosporinas, tales como:

  • la ceftriaxona, que suele ser inyectable y es el tratamiento de elección; o
  • la cefixima, que suele administrarse por vía oral con otro antibiótico, la azitromicina, pero solo cuando no es viable administrar ceftriaxona.

Después de la toma del medicamento, deben transcurrir siete días antes de volver a tener relaciones sexuales. Hay que informar a la o las parejas sexuales para que también se sometan a una prueba o reciban tratamiento. 

Los tratamientos pueden fracasar por los siguientes motivos:

  • no se toma la medicación según lo indicado
  • hay reinfección
  • la bacteria se vuelve resistente al medicamento
  • hay otra infección sin tratar con síntomas similares.

Las personas con gonorrea deben continuar el tratamiento hasta que la infección se haya curado.

Prevención

La mayoría de los casos de gonorrea se pueden prevenir con el uso constante y correcto del preservativo durante las relaciones sexuales.

Las personas con gonorrea deben comunicar a su o sus parejas sexuales actuales y recientes que han contraído la infección a fin de ayudar a prevenir la propagación de la enfermedad.

Se recomienda aplicar antibióticos en pomada oftálmica a los recién nacidos para prevenir la infección ocular gonocócica.

No existen vacunas específicas para prevenir la gonorrea. Sin embargo, los estudios muestran que se han obtenido resultados prometedores con una vacuna contra el meningococo de tipo B (4CMenB) que, al parecer, ofrece protección cruzada contra la gonorrea. La OMS está haciendo un seguimiento de los resultados de los ensayos con esta vacuna. 

Respuesta de la OMS

La OMS ha reconocido que la gonorrea es un importante problema de salud pública y ha establecido objetivos ambiciosos para reducir la carga mundial mediante estrategias de prevención, diagnóstico y tratamiento. El objetivo de las Estrategias mundiales del sector de la salud contra el VIH, las hepatitis víricas y las infecciones de transmisión sexual para el periodo 2022-2030 es reducir la incidencia de la infección por N. gonorrhoeae en un 90% de aquí a 2030, con respecto al porcentaje de referencia de 2020. La OMS sigue colaborando con los países y los asociados para mejorar los enfoques de gestión de casos centrados en las personas, garantizar que existan recomendaciones de tratamiento adecuadas y estrategias eficaces para la realización de pruebas y servicios para parejas, respaldar el desarrollo de nuevas pruebas diagnósticas y tratamientos fáciles de usar y asequibles, fomentar el desarrollo de vacunas y mejorar la vigilancia.

La OMS también está aunando esfuerzos con los países y los asociados para mejorar la rectoría de la resistencia a los antimicrobianos a través del Programa Ampliado de Vigilancia de la Resistencia de los Gonococos a los Antimicrobianos (EGASP), que incluye la aplicación y el uso de mejores sistemas de vigilancia para identificar la resistencia a los antimicrobianos en el caso de la N. gonorrhoeae y orientar un tratamiento adecuado a nivel local.