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El virus de Lassa se transmite a los humanos principalmente a través del contacto con ratas infectadas, alimentos o enseres domésticos contaminados por la orina y las heces de estas ratas.
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Fiebre de Lassa

5 de diciembre de 2024

Datos y cifras

  • La fiebre de Lassa es una enfermedad vírica aguda causada por el virus de Lassa.
  • Se sabe que es endémica en Benin, Ghana, Guinea, Liberia, Malí, Nigeria y Sierra Leona, pero es probable que también exista en otros países de África Occidental.
  • El virus de Lassa se transmite principalmente a los humanos a través del contacto con alimentos o enseres domésticos contaminados con orina o heces de roedores.
  • También puede haber transmisión de persona a persona, sobre todo en entornos de atención de salud en los que no se aplican medidas suficientes de prevención y control de infecciones.
  • La tasa mundial de letalidad de la enfermedad es del 1 %; no obstante, se ha observado que entre los pacientes hospitalizados graves es del 15 % o superior.
  • Los tratamientos de apoyo intensivos y tempranos centrados en la rehidratación y el tratamiento de los síntomas mejoran las posibilidades de supervivencia.

Panorama general

La fiebre de Lassa es una enfermedad vírica aguda causada por el virus de Lassa, identificado por primera vez en 1969 en Nigeria. El virus pertenece a la familia Arenaviridae.

Se trata de una enfermedad zoonótica, lo que significa que el contagio en humanos se produce por contacto con animales infectados. Los reservorios animales, o huéspedes, del virus de Lassa son los roedores del género Mastomys, conocidos habitualmente como «rata común africana». Estas ratas infectadas por el virus de Lassa no enferman, pero pueden transmitir el virus a través de la orina y las heces.

Aproximadamente el 80 % de las personas infectadas son asintomáticas o presentan síntomas leves. Una de cada cinco infecciones desemboca en una forma grave de la enfermedad, con afectación de varios órganos, como el hígado, el bazo y los riñones.

Como el curso clínico de la enfermedad es muy variable, la detección de los pacientes afectados ha sido difícil. Cuando se confirma la presencia de la enfermedad en una comunidad, la detección precoz y el aislamiento y atención rápidos de los pacientes, unas buenas prácticas de prevención y control de las infecciones en los entornos de atención de la salud y el fomento de la higiene y la prevención de la presencia de roedores en la comunidad pueden evitar que la enfermedad siga propagándose.

Transmisión

Los seres humanos se infectan con el virus de Lassa principalmente por exposición a alimentos o enseres domésticos contaminados con orina o heces de ratas Mastomys infectadas, o directamente por contacto con ratas infectadas.

Las ratas Mastomys están presentes en toda África Occidental. Pueden habitar en el interior o en los alrededores de los hogares, colonizar zonas donde se almacena comida o vivir en campos y zonas deforestadas. Aunque las ratas Mastomys son el reservorio principal, también se ha aislado el virus de Lassa en otras especies de roedores, que también podrían ser fuentes de infección.

Aunque en mucho menor medida, el virus también puede transmitirse entre los humanos por contacto directo con la sangre, la orina, las heces u otras secreciones corporales de personas con fiebre de Lassa. La transmisión de persona a persona puede producirse principalmente en entornos de atención de salud, donde el virus también puede transmitirse a través de material contaminado, como agujas utilizadas.

Los trabajadores de la salud están en situación de riesgo cuando tratan a pacientes con fiebre de Lassa si no existen unas prácticas adecuadas de prevención y control de infecciones.

El virus de Lassa puede persistir varios meses en el semen de algunos varones que se han recuperado de la enfermedad. Con todo, hasta la fecha no se ha documentado ninguna transmisión por exposición al semen de una persona infectada.

No hay pruebas epidemiológicas de transmisión por vía aérea entre personas.

Signos y síntomas

El periodo de incubación de la fiebre de Lassa va de 2 a 21 días.

Cuando es sintomática, la enfermedad suele comenzar de manera gradual, con fiebre, debilidad corporal, dolor de cabeza y malestar general. A los pocos días puede aparecer dolor muscular, torácico, abdominal y de garganta, así como náuseas, vómitos, diarrea y tos. A medida que la enfermedad avanza, en los casos graves, puede aparecer tumefacción facial, derrames pulmonares, hemorragias bucales, nasales, vaginales o gastrointestinales e hipotensión. En fases más tardías pueden producirse convulsiones, choque, temblor, desorientación y coma. Aproximadamente un 15 % de los pacientes hospitalizados por fiebre de Lassa fallece como consecuencia de la enfermedad. En los casos mortales, la defunción suele producirse en los 14 días posteriores a la aparición de los síntomas.

Durante el embarazo, la fiebre de Lassa puede provocar una mortalidad materna y fetal elevada, especialmente al final de la gestación. En el tercer trimestre, las tasas de mortalidad fetal y materna pueden superar el 80 % y el 30 %, respectivamente.

La recuperación puede llevar mucho tiempo (convalecencia prolongada) y a veces da lugar a otras afecciones (secuelas). Entre los pacientes recuperados se han registrado tasas variables de hasta un 25 % de pérdida de audición repentina, producida tanto en el periodo agudo de la enfermedad como tras la recuperación. En la mayoría de los casos, la pérdida de audición es permanente. Se han registrado en menor medida otras secuelas, como signos neurológicos, discapacidad visual, dolor articular, pérdida transitoria del cabello y trastornos psicológicos. Así pues, los pacientes que se han recuperado de la enfermedad deberían recibir atención para las posibles secuelas que pudieran experimentar. 

Diagnóstico

Puede ser difícil distinguir clínicamente la fiebre de Lassa de otras enfermedades infecciosas como el paludismo, la fiebre tifoidea, la sigelosis, la fiebre amarilla y otras fiebres hemorrágicas víricas, especialmente al principio de la enfermedad.

Para confirmar que los síntomas se deben a una infección por el virus de Lassa se utilizan los siguientes medios de diagnóstico:

  • prueba de reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscripción (RT-PCR)
  • ensayo de inmunoadsorción enzimática (ELISA) para la detección de anticuerpos
  • pruebas de detección de antígenos
  • aislamiento del virus mediante cultivo celular.

Las muestras recogidas de pacientes constituyen un riesgo biológico extremo; los análisis de laboratorio con muestras no inactivadas deberían realizarse en condiciones de máxima contención biológica. Cuando sean objeto de transporte nacional o internacional, todas las muestras biológicas no inactivadas deberían envasarse utilizando el sistema de triple envasado.

Tratamiento

Los tratamientos de apoyo intensivos y tempranos centrados en la rehidratación y el tratamiento de los síntomas pueden mejorar las posibilidades de supervivencia.

Actualmente, no hay tratamiento antivírico aprobado contra la fiebre de Lassa, que se ha estado tratando con ribavirina, un fármaco antivírico; con todo, en la actualidad hay dudas importantes sobre la eficacia de este fármaco en pacientes, así como sobre el esquema terapéutico óptimo. Siempre que sea posible, los pacientes deberían participar en un ensayo controlado aleatorizado con ribavirina u otros tratamientos en fase de investigación para evaluar los resultados clínicos y la seguridad.

Otras opciones terapéuticas posibles se encuentran en diversas fases de desarrollo y evaluación.

Actualmente no existe ninguna vacuna autorizada contra la fiebre de Lassa, pero se están desarrollando varias vacunas candidatas.

Prevención y control

Reducir el riesgo de transmisión de roedores a humanos

La prevención de la fiebre de Lassa se basa en limitar el contacto con la población de roedores. Puede servir de ayuda promover una buena higiene en la comunidad para evitar que los roedores entren en los hogares y adoptar las siguientes medidas:

  • almacenar el grano y los alimentos en recipientes a prueba de roedores
  • mantener el hogar limpio, entre otras cosas tirando la basura lejos de casa
  • preparar los alimentos de forma segura (por ejemplo, cocinándolos bien).

Como las ratas Mastomys son tan abundantes en las zonas donde la enfermedad es endémica, no es posible eliminarlas completamente del medio.

Reducir el riesgo de transmisión en entornos de atención de salud

En los entornos de atención de salud, el personal debería aplicar siempre las precauciones habituales de prevención y control de las infecciones al cuidar a los pacientes, incluso cuando no se haya confirmado el diagnóstico. Algunas de ellas serían la higiene básica de las manos, la higiene respiratoria, el uso de equipos de protección personal y las prácticas seguras con las inyecciones. Los profesionales de la atención de la salud que atienden a casos confirmados o sospechosos de fiebre de Lassa deberían adoptar medidas adicionales de control de las infecciones para evitar el contacto con la sangre y los líquidos corporales de estos pacientes y con superficies o materiales contaminados, como ropas de vestir y de cama. Los trabajadores de los laboratorios también están en situación de riesgo. Las muestras humanas y animales para investigar posibles infecciones por el virus de Lassa deberían ser manipuladas por personal capacitado y procesadas en laboratorios debidamente equipados y que reúnan unas condiciones estrictas para el confinamiento biológico.

El reconocimiento precoz de la enfermedad puede mejorar las posibilidades de supervivencia y limitar el riesgo de transmisión

En las zonas en las que la enfermedad es endémica, especialmente durante la estación epidémica, los trabajadores de la salud deberían estar más atentos a la presencia de fiebre de Lassa entre los pacientes que presenten síntomas propios de la enfermedad. Los familiares del enfermo deberían tener siempre cuidado de evitar el contacto con la sangre y/o los líquidos corporales de este. Los pacientes que se sospeche o se haya confirmado que han contraído la infección por fiebre de Lassa deberían ser trasladados a un centro de tratamiento especial para recibir rápidamente atención.

Fiebre de Lassa en viajeros que regresan de zonas en las que la enfermedad es endémica

No es frecuente que se hayan confirmado casos de fiebre de Lassa en viajeros que regresaban de zonas en las que la enfermedad es endémica. Aunque el paludismo, la fiebre tifoidea y muchas otras infecciones tropicales son mucho más comunes, debería tenerse en cuenta un posible diagnóstico de fiebre de Lassa en los pacientes con fiebre que regresan de países de África Occidental, sobre todo si han estado expuestos al virus en zonas en las que se sabe que la enfermedad es endémica. Los profesionales de la atención de salud que atienden a pacientes en los que se sospecha una infección por fiebre de Lassa deberían ponerse inmediatamente en contacto con los expertos del lugar y del país para recibir asesoramiento y programar los análisis de laboratorio pertinentes.

Respuesta de la OMS

La OMS colabora estrechamente con los países en los que la fiebre de Lassa es endémica y con asociados para apoyar la preparación y la respuesta frente a esta enfermedad mediante actividades de vigilancia, gestión clínica, servicios de laboratorio, medidas de prevención y control de las infecciones, arreglos logísticos, formación e implicación comunitaria.

Para contribuir a la gestión de la fiebre de Lassa, en particular para reducir la mortalidad asociada y limitar la transmisión de persona a persona en los centros de atención de salud, es fundamental generar más conocimientos, entre otras cosas en materia de diagnóstico y tratamiento, e intercambiar experiencias entre países y asociados.