Datos y cifras
- Casi todas las personas afectadas por una situación de emergencia presentan alguna forma de sufrimiento psíquico, cuya gravedad suele disminuir con el tiempo.
- Una de cada cinco personas (el 22 %) que han vivido una guerra u otro conflicto en los últimos diez años sufre depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, trastorno bipolar o esquizofrenia.
- Las emergencias alteran significativamente los servicios de salud mental y reducen la disponibilidad de atención de calidad.
- Las personas que sufren afecciones graves de salud mental son especialmente vulnerables durante una situación de emergencia y necesitan disponer de acceso a atención psicológica y otras prestaciones básicas.
Panorama general
Cada año, millones de personas se ven afectadas por situaciones de emergencia, como conflictos armados y desastres naturales. Estas crisis afectan a las familias, los medios de vida y los servicios esenciales, y tienen repercusiones importantes en la salud mental. Casi todos los afectados padecen malestar psicológico. Una minoría de ellos desarrolla afecciones de salud mental, como depresión o trastorno de estrés postraumático.
Las emergencias pueden empeorar las afecciones de salud mental y los problemas sociales, como la pobreza y la discriminación. También pueden determinar en parte la aparición de nuevos problemas, como separaciones en el seno de la familia o abuso de sustancias nocivas.
En las directrices internacionales se recomiendan diversas actividades para proporcionar apoyo psicosocial y para la salud mental durante las emergencias, desde la autoayuda y la comunicación a nivel de la comunidad hasta los primeros auxilios psicológicos y la atención clínica de salud mental. Integrar la reducción del riesgo de desastres en la preparación es esencial para limitar las repercusiones. Los países también pueden servirse de las emergencias a modo de oportunidades para invertir en salud mental, aprovechando el aumento de la ayuda y la atención que reciben para desarrollar mejores sistemas de atención a largo plazo.
Problemas
Problemas sociales
- preexistentes, como pobreza y discriminación de grupos marginados;
- producidos por la emergencia, como separación de familias, inseguridad, pérdida de medios de subsistencia, descomposición del entramado social y disminución de la confianza y los recursos, y
- producidos en el contexto de la respuesta humanitaria, como hacinamiento, falta de privacidad y menoscabo del apoyo comunitario.
Problemas de salud mental:
- preexistentes, como afecciones de salud mental, por ejemplo depresión, esquizofrenia o uso nocivo del alcohol u otras sustancias;
- producidos por la emergencia, como duelo, reacciones de estrés agudo, uso nocivo de sustancias, depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático, y
- producidos en el contexto de la respuesta humanitaria, como ansiedad por falta de información sobre cómo obtener alimentos o acceder a servicios básicos.
Problemas para acceder a servicios de salud mental
- preexistentes, como la limitación en el acceso a una atención de salud mental asequible y de calidad;
- producidos por la emergencia, como daños en instalaciones, falta de personal, perturbaciones en las cadenas de suministro de medicamentos y aumentos repentinos de la demanda que saturan las infraestructuras, y
- producidos en el contexto de la respuesta humanitaria, como falta de coordinación y falta de capacitación de los servicios de emergencia.
Prevalencia
La mayoría de las personas afectadas por situaciones de emergencia sufren sentimientos de ansiedad, tristeza, desesperanza, insomnio, cansancio, irritabilidad, ira y dolores somáticos. Este sufrimiento psicológico suele mejorar con el tiempo, pero algunas personas desarrollan una afección de salud mental. Se calcula que el 22 % puede sufrir depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, trastorno bipolar o esquizofrenia (1).
Se estima que el 13 % de las poblaciones afectadas por conflictos padecen una forma leve de depresión, ansiedad o trastorno de estrés postraumático, mientras que un 9 % sufre trastornos mentales graves.
En las zonas de conflicto, la depresión aumenta con la edad y es más común en las mujeres. Las personas con afecciones graves son especialmente vulnerables durante y después de una emergencia y necesitan poder acceder a la atención clínica y a otras prestaciones básicas.
Medidas recomendadas
En las directrices internacionales de apoyo psicosocial y para la salud mental se recomiendan diversas medidas para prepararse y responder eficazmente ante las emergencias (2):
- Incluir el apoyo psicosocial y para la salud mental en los planes de preparación ante emergencias para todos los sectores, entre ellos los planes de creación de capacidad, las evaluaciones de peligros y vulnerabilidad, los mecanismos de coordinación y los planes de contingencia.
- Establecer un grupo de trabajo técnico intersectorial sobre apoyo psicosocial y para la salud mental para coordinar las actividades en consonancia con las directrices mundiales.
- Fortalecer la autoayuda y el apoyo social en la comunidad, asegurando la participación de los grupos vulnerables, incluidas las personas con afecciones de salud mental.
- Orientar a los trabajadores de primera línea en primeros auxilios psicológicos para brindar apoyo emocional y práctico a las personas que padecen mucho sufrimiento.
- Divulgar mensajes clave e información de servicio para fomentar un afrontamiento positivo y la búsqueda de ayuda.
- Ofrecer atención clínica de salud mental para afecciones prioritarias en establecimientos de salud general, utilizando personal capacitado y supervisado y protocolos basados en la evidencia, como la Guía de Intervención Humanitaria del mhGAP (mhGAP-HIG).
- Proporcionar intervenciones psicológicas basadas en la evidencia (en inglés) para las personas afectadas por un malestar psicológico prolongado. Estas deberían ser ofrecidas por especialistas o trabajadores comunitarios capacitados y supervisados.
- Proteger y promover los derechos de las personas con afecciones graves de salud mental, incluidas las que viven en instituciones como hospitales psiquiátricos, hogares de atención social y clínicas de rehabilitación para el consumo de sustancias.
- Establecer redes de derivación entre especialistas en salud mental, proveedores de atención médica general, apoyo comunitario y otros servicios relevantes (por ejemplo, escuelas, servicios sociales y servicios de socorro de emergencia).
Reconstruir para mejorar
La salud mental es crucial para la recuperación social y económica de las personas, las comunidades y los países después de las emergencias. A pesar de la adversidad que crean las emergencias, estas ofrecen también oportunidades para construir mejores sistemas de salud mental, aprovechando el aumento de la ayuda y la atención centrada en desarrollar servicios duraderos. Son muchos los países que lo han conseguido (en inglés), incluso en circunstancias difíciles.
- La República Árabe Siria: a pesar del conflicto en curso, los servicios de salud mental y apoyo psicosocial se han ampliado más allá de la atención hospitalaria y se ofrecen ahora en establecimientos de atención primaria y secundaria de salud y asistencia social en más de 12 ciudades.
- Sri Lanka: el tsunami de 2004 aumentó drásticamente el interés por la salud mental, y para prestar atención en ese ámbito durante y después la emergencia se movilizaron recursos. Esto facilitó una reforma nacional más amplia, respaldada por la OMS, con la que hacer frente a la escasez de personal y descentralizar la atención. Hoy en día, todos los distritos del país cuentan con infraestructura de servicios de salud mental, en comparación con un tercio antes del tsunami.
- Filipinas: tras el tifón Haiyan en 2013, la OMS y sus asociados prestaron su apoyo para ampliar de manera importante la oferta de servicios gubernamentales de salud mental en las zonas afectadas, capacitando a más de 1300 trabajadores comunitarios y proveedores de atención de salud de todos los establecimientos de salud general en la evaluación de la gestión de las enfermedades mentales.
Respuesta de la OMS
La OMS trabaja en todo el mundo para garantizar que la preparación y la respuesta frente a las emergencias de salud mental sean coordinadas y eficaces, y que, después de estas, se hagan todos los esfuerzos posibles para fortalecer los servicios de salud mental a largo plazo.
La OMS es líder en la prestación de asesoramiento técnico sobre salud mental en situaciones de emergencia, y opera en una serie de países y territorios, como el Afganistán, el Chad, el territorio palestino ocupado y el Yemen. En 2024, la OMS y sus asociados apoyaron la hoja de ruta operacional de apoyo psicosocial y para la salud mental de Ucrania (en inglés), coordinando a más de 250 actores y autoridades nacionales para ampliar significativamente los servicios de salud mental.
En 2024, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó una resolución para fortalecer la salud mental y el apoyo psicosocial en todas las etapas de las emergencias y proporcionar servicios de salud mental integrados y de buena calidad, accesibles para todos. En ella se instó a los Estados Miembros a aplicar el Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013-2030 de la OMS y a realizar inversiones a largo plazo en servicios comunitarios y coordinación intersectorial para mejorar el acceso a la atención.
La OMS copreside el Grupo de Trabajo del Comité Permanente entre Organismos sobre Salud Mental y Apoyo Psicosocial (en inglés), que presta apoyo a organizaciones y grupos de trabajo técnicos en más de 55 países. A través de este grupo, la Organización también colabora con la Standby Partnership Network (en inglés), una red de asociados de reserva que permite enviar rápidamente expertos técnicos al lugar en el que se producen emergencias importantes y complejas.
La OMS colabora con diversos asociados para elaborar herramientas y recursos, incluido el Conjunto de Servicios Mínimos para Apoyo Psicosocial y para la Salud Mental, que se utilizan ampliamente para mejorar el alcance y la calidad de las respuestas a las emergencias en materia de salud mental. La OMS también fomenta las capacidades para la preparación y la gestión del riesgo de desastres en materia de apoyo psicosocial y para la salud mental, entre otras cosas organizando talleres mundiales con simulacros multisectoriales a gran escala sobre el terreno, que son los primeros de este tipo.
Referencias
- Charlson F, van Ommeren M, Flaxman A, Cornett J, Whiteford H, Saxena S. New WHO prevalence estimates of mental disorders in conflict settings: a systematic review and meta-analysis. Lancet. 2019;394(10194):240–48. (https://doi.org/10.1016/S0140-6736(19)30934-1)
- Conjunto de servicios mínimos para la salud mental y el apoyo psicosocial (PSM SMAPS) (https://www.mhpssmsp.org/en).