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El recién nacido.
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Mortalidad neonatal

14 de marzo de 2024

Datos y cifras

  • El primer mes de vida es el período más vulnerable para la supervivencia del niño; en ese contexto, 2,3 millones de recién nacidos murieron en 2022.
  • Las muertes neonatales han disminuido en un 44% desde el año 2000. Sin embargo, en 2022, casi la mitad (47%) de todas las muertes de niños menores de 5 años ocurrieron en el período neonatal (los primeros 28 días de vida), que es uno de los períodos más vulnerables de la vida y requiere una atención intensiva y de calidad durante el parto, y del recién nacido.
  • En 2022, el África subsahariana representó el 57% (2,8 (2,5-3,3) millones) de todas las defunciones de menores de 5 años, pero solo el 30% del total mundial de nacidos vivos. Esa región registró la tasa de mortalidad neonatal más alta del mundo, con 27 defunciones por cada 1000 nacidos vivos, seguida de Asia central y meridional con una tasa de mortalidad neonatal de 21 defunciones por cada 1000 nacidos vivos.
  • El parto prematuro, las complicaciones durante el parto (asfixia perinatal/traumatismo obstétrico), las infecciones neonatales y las anomalías congénitas siguen siendo las principales causas de muerte neonatal.
  • Los niños que mueren en los primeros 28 días de vida sufren de afecciones y enfermedades asociadas con la falta de atención de calidad al nacer o de atención y tratamiento especializados inmediatamente después del parto y en los primeros días de vida.
  • Las mujeres que reciben atención continua dirigida por parteras profesionales, formadas y reguladas según las normas internacionales, tienen un 16% menos de probabilidades de perder a sus bebés y un 24% menos de probabilidades de experimentar un parto prematuro.

Panorama general

En 2022 murieron en todo el mundo 2,3  millones de niños en los primeros 28 días de vida. Cada día se producen unas 6500 defunciones de recién nacidos, lo que supone el 47% de todas las muertes de niños menores de 5 años.

Desde 1990, el mundo ha realizado avances sustanciales en lo que respecta a la supervivencia infantil. A escala mundial, el número de muertes neonatales disminuyó de 5 millones en 1990 a 2,3 millones en 2022. Sin embargo, la disminución de la mortalidad neonatal entre 1990 y 2022 ha sido más lenta que la de la mortalidad posneonatal de niños menores de 5 años. Además, los progresos se han frenado significativamente desde 2010, y 64 países no alcanzarán para 2030 la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible relativa a la mortalidad neonatal (en inglés), a menos que se adopten medidas urgentes.

Los niños siguen teniendo diferentes probabilidades de supervivencia en función del lugar donde nacen y, a ese respecto, el África subsahariana y Asia meridional y central son las regiones que soportan la mayor carga de mortalidad de recién nacidos. En 2022, el África subsahariana registró la tasa de mortalidad neonatal más alta, con 27 defunciones por cada 1000 nacidos vivos, seguida de Asia central y meridional con 21 defunciones por cada 1000 nacidos vivos. En el África subsahariana, el riesgo de defunción en el primer mes de vida es 11 veces mayor que en la región con la menor tasa de mortalidad: Australia y Nueva Zelanda. En 2022, las tasas de mortalidad neonatal en los diferentes países oscilaron entre 0,7 defunciones por cada 1000 nacidos vivos y 39,4 defunciones por cada 1000 nacidos vivos, mientras que el riesgo de morir antes 28º día de vida para un niño nacido en el país con la tasa de mortalidad más alta fue aproximadamente 60 veces mayor que el del país con la tasa mortalidad más baja.

Causas

La mayoría de las muertes neonatales (75%) ocurren durante la primera semana de vida, y alrededor de 1 millón de recién nacidos mueren en las primeras 24 horas. Entre los recién nacidos, las principales causas de defunción son el parto prematuro, las complicaciones en el parto (asfixia perinatal/ traumatismo obstétrico), las infecciones neonatales y las anomalías congénitas, que en conjunto representan casi 4 de cada 10 defunciones de niños menores de 5 años. Vale la pena señalar que, aunque las tasas de las principales causas de muerte neonatal han disminuido a nivel mundial desde el año 2000, representaron la misma proporción de defunciones de niños menores de 5 años (4 de cada 10) en 2000 y 2022. La accesibilidad y disponibilidad de servicios de salud de calidad siguen siendo una cuestión de vida o muerte para las madres y los recién nacidos en todo el mundo.

Estrategias prioritarias

La inmensa mayoría de las defunciones de recién nacidos ocurren en países de ingreso bajo y mediano. Los planes para mejorar la supervivencia de los recién nacidos deben ejecutarse sobre una base sólida de atención esencial del recién nacido, y armonizarse con los objetivos del Plan de Acción «Todos los Recién Nacidos» y las metas de la iniciativa para poner fin a la mortalidad materna prevenible relativas a atención prenatal y posnatal, personal de salud cualificado y atención obstétrica y neonatal de emergencia. Es imperioso aumentar la financiación y asignar recursos a dos intervenciones de muy alto impacto, aunque muy costosas, a saber, la atención de los recién nacidos pequeños y enfermos y la atención obstétrica de emergencia; estas medidas cuadriplican el rendimiento de la inversión, dado que reducen las muertes maternas, los mortinatos, las muertes neonatales y la morbilidad materna y neonatal. En entornos que disponen de programas de partería eficientes, la prestación de atención continua dirigida por parteras puede reducir los nacimientos prematuros hasta en un 24%. La atención continua dirigida por parteras es un modelo en cuyo contexto, una partera o un equipo de parteras dispensan atención a la misma mujer durante todo el embarazo, el parto y el período posnatal, y solicitan apoyo médico en caso necesario.

El aumento de los nacimientos en establecimientos de salud (casi el 80% a nivel mundial), ofrece una gran oportunidad para proporcionar atención esencial al recién nacido e identificar y manejar a los recién nacidos de alto riesgo. Sin embargo, pocas mujeres y recién nacidos permanecen en el establecimiento las 24 horas después del parto, algo que se recomienda por ser ese el periodo más crítico en el que pueden presentarse complicaciones. Además, demasiados recién nacidos mueren en casa debido al alta prematura del hospital, las dificultades de acceso y los retrasos en la búsqueda de atención. Los cuatro contactos recomendados para la atención posnatal, que se comunican en el establecimiento de salud o en visitas domiciliarias, desempeñan un papel clave para llegar a estos recién nacidos y sus familias.

El rápido progreso hacia la supervivencia neonatal y la promoción de la salud y el bienestar requiere el mejoramiento de la calidad de la atención, así como la disponibilidad de servicios de salud de calidad para los recién nacidos pequeños y enfermos.

Atención esencial del recién nacido

Todos los bebés deben recibir los siguientes cuidados:

  • protección térmica (por ejemplo, promover el contacto piel con piel entre la madre y el lactante);
  • higiene del cordón umbilical y cuidado de la piel;
  • lactancia materna temprana y exclusiva;
  • evaluación de signos para detectar problemas de salud graves o necesidad de atención adicional (por ejemplo, niños con bajo peso al nacer, enfermos o cuya madre esté infectada por el VIH); y
  • tratamiento profiláctico (por ejemplo, inmunización contra el BCG y la hepatitis B, vitamina K y profilaxis ocular).

Se debe aconsejar a las familias para que:

  • busquen atención médica inmediata, si fuera necesario (los signos de peligro incluyen problemas de alimentación o, si el recién nacido tiene una actividad reducida, dificultad para respirar, fiebre, ataques o convulsiones, o siente frío);
  • inscriban el nacimiento; y
  • lleven el bebé a vacunar oportunamente con arreglo a los calendarios nacionales.

Algunos recién nacidos requieren atención y cuidados adicionales durante la hospitalización y en el hogar, a fin de minimizar los riesgos para su salud.

Bebés prematuros y de bajo peso al nacer

Si se identifica a un recién nacido de bajo peso al nacer en casa, se debe ayudar a la familia a localizar un hospital o establecimiento que dispense cuidados al bebé. Esos cuidados deberán incluir:

  • mucha atención para mantener caliente al recién nacido, incluso mediante el contacto piel con piel, a menos que existan razones médicamente justificables para retrasar el contacto con la madre;
  • asistencia para iniciar la lactancia materna, por ejemplo, ayudar a la madre a extraerse leche materna para alimentar al bebé con una taza u otros medios, si fuera necesario;
  • especial atención a la higiene, en particular el lavado de las manos;
  • atención adicional a las señales de peligro y a la necesidad de cuidados; y
  • apoyo adicional para la lactancia materna y control del crecimiento.

Recién nacidos enfermos

Los signos de peligro se deben identificar lo antes posible, tanto en los centros de salud como en el hogar, y el bebé se debe derivar al servicio adecuado para su ulterior diagnóstico y atención.

Si se identifica a un recién nacido enfermo en el hogar, se debe ayudar a la familia a localizar un hospital o establecimiento que dispense cuidados al bebé.

Recién nacidos de madres infectadas por el VIH

La atención deberá incluir:

  • tratamiento antirretrovírico preventivo (TAR) para madres y recién nacidos, con el fin de prevenir infecciones oportunistas;
  • pruebas de detección del VIH y atención a los lactantes expuestos; y
  • asesoramiento y apoyo a las madres en lo relativo a la alimentación infantil. Los agentes de salud comunitarios deben conocer los problemas específicos relacionados con la alimentación infantil. Muchos recién nacidos infectados por el VIH nacen prematuramente y son más susceptibles a las infecciones.

Respuesta de la OMS

La OMS colabora con los ministerios de salud y sus asociados para:

  1. fortalecer la atención primaria de salud e invertir en esa esfera, especialmente en lo que respecta al momento del nacimiento y la primera semana de vida, ya que la mayoría de los recién nacidos mueren en ese periodo;
  2. mejorar la calidad de la atención materna y neonatal desde el embarazo hasta el final del período posnatal, en particular mediante el fortalecimiento de la partería;
  3. ampliar los servicios de calidad para los recién nacidos pequeños y enfermos, incluso mediante el fortalecimiento de la enfermería neonatal;
  4. reducir las desigualdades de conformidad con los principios de la cobertura sanitaria universal y atender a las necesidades de los recién nacidos en entornos humanitarios y frágiles;
  5. promover la participación y el empoderamiento de las madres, las familias y las comunidades para que participen y exijan una atención neonatal de calidad; y
  6. fortalecer la medición, el seguimiento de los programas y la rendición de cuentas con el fin de contabilizar todos los recién nacidos y mortinatos.