No existe una panacea, pero tampoco valen excusas: sabemos lo que funciona para la salud de las mujeres y las niñas

25 de septiembre de 2015

Marleen Temmerman, Directora del Departamento de Salud Reproductiva e Investigaciones Conexas, que incluye el Programa Especial PNUD/UNFPA/UNICEF/OMS/Banco Mundial de Investigaciones, Desarrollo y Formación de Investigadores sobre Reproducción Humana. 

Desde la época en que trabajaba de ginecóloga y asistía en los partos, he hecho todo lo posible por defender la salud y los derechos humanos de las mujeres y las niñas. Aunque he visto progresos importantes, las sociedades de todo el mundo siguen incumpliendo sus obligaciones hacia las mujeres y las niñas y su salud.

Marleen Temmerman, Directora del Departamento de Salud Reproductiva e Investigaciones Conexas (RHR).
OMS

Las mujeres y las niñas más pobres y desfavorecidas soportan una carga de desigualdades persistentes que existe tanto entre los países como dentro de ellos. La discriminación, la desigualdad en las relaciones de poder y las deficiencias estructurales hacen que las mujeres y las niñas a menudo no accedan a servicios de salud vitales y sufran graves violaciones de los derechos humanos.

Problemas de salud en mujeres y niñas

Los problemas de salud a los que se enfrentan las mujeres y las niñas son muchos y muy concretos.

Todavía siguen muriendo demasiadas mujeres por causas prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto: aproximadamente 800 cada día. Una de cada cuatro niñas sufre violencia sexual antes de cumplir 18 años.

También están aumentando los cánceres en las mujeres, especialmente los de mama y cuello uterino. En las regiones menos desarrolladas, donde muchas niñas y mujeres no tienen acceso a servicios de detección o prevención del cáncer, el cáncer cervicouterino es el segundo cáncer más frecuente. En 2012, murieron aproximadamente 270 000 mujeres por cáncer cervicouterino; más del 85% de esas muertes se produjeron en países de ingresos bajos y medianos. El suicidio es la principal causa mundial de muerte en adolescentes y mujeres de 20 a 59 años.

La neumopatía obstructiva crónica, cuyo mayor factor de riesgo es la exposición a la contaminación del aire doméstico por el uso de combustibles sólidos para calentarse y cocinar, es la principal causa de muerte entre las mujeres mayores.

«Sabemos qué es lo que funciona. Sabemos qué intervenciones podemos aplicar para mejorar la situación».

Marleen Temmerman

Estos son solo algunos de los muchos resultados negativos y riesgos para la salud a los que las niñas y las mujeres son vulnerables a lo largo de su vida. No estamos haciendo lo suficiente para salvaguardar su bienestar. La carga para la salud es pesada, y hay que evitar que asfixie a las mujeres y las niñas.

Lo bueno es que puede hacerse. Sabemos qué es lo que funciona. Sabemos qué intervenciones podemos aplicar para mejorar la situación.

Lanzamiento de una estrategia mundial para poner fin a las muertes prevenibles

Esta semana tendrá lugar la histórica puesta en marcha de la nueva Estrategia Mundial para la Salud de la Mujer, el Niño y el Adolescente, una hoja de ruta a 15 años vista para poner fin a las muertes prevenibles de mujeres, niños y adolescentes.

Junto con la presentación de la estrategia se ha publicado un suplemento especial del BMJ titulado Towards a new Global Strategy for Women’s, Children’s and Adolescents’ Health.

En los 15 artículos que contiene, escritos por mí junto con colegas de la OMS, además de muchos expertos en salud de todo el mundo, se ponen de relieve las actuaciones e inversiones fundamentales que tendrán mayor incidencia en la salud de las mujeres, los niños y los adolescentes.

Las intervenciones prioritarias consisten en difundir información sanitaria y prestar servicios de anticoncepción, fortalecer la atención a la salud materna, luchar contra las enfermedades no transmisibles, y prevenir y dar respuesta a la violencia contra las mujeres y las niñas.

Aunque no existe una panacea, tampoco valen excusas. En los últimos dos decenios, hemos visto disminuir de manera importante la mortalidad materna e infantil, pero aún queda mucho por hacer.

Tenemos que apoyar los nuevos Objetivos Mundiales de Desarrollo Sostenible y la Estrategia Mundial para la Salud de la Mujer, el Niño y el Adolescente y poner en práctica lo que funciona. Cada uno de nosotros puede formar parte de un cambio transformador.