Datos y cifras
- Se estima que un 3,9% de la población mundial ha tenido trastorno de estrés postraumático (TEPT) en algún momento de la vida.
- La mayoría de las personas expuestas a sucesos potencialmente traumáticos no presentan TEPT.
- Sentirse apoyado por la familia, las amistades u otras personas tras un suceso potencialmente traumático puede reducir el riesgo de TEPT.
- El TEPT afecta más a las mujeres que a los hombres.
- Existen tratamientos eficaces para este trastorno.
Generalidades
Muchas las personas que sienten un miedo atroz cuando presencian o viven sucesos potencialmente traumáticos, como guerras, accidentes, desastres naturales o actos de violencia sexual, o después de esos sucesos. La mayoría de las personas expuestas a sucesos de ese tipo experimentarán angustia, pero con el paso del tiempo se recuperarán de forma natural. Sin embargo, algunas personas siguen manifestando una serie de afecciones de salud mental que pueden persistir durante meses e incluso años, entre ellas el trastorno de estrés postraumático, los trastornos depresivos, los trastornos de ansiedad y los trastornos por consumo de sustancias psicoactivas.
En torno al 70% de la población mundial vivirá un suceso potencialmente traumático a lo largo de la vida (1), pero solo una minoría (5,6%) llegará a presentar TEPT (2). Se estima que un 3,9% de la población mundial ha tenido TEPT en algún momento de la vida (2). La probabilidad de que se manifieste un trastorno de este tipo varía en función del suceso traumático vivido. Por ejemplo, las tasas de TEPT son tres veces superiores (15,3%) entre las personas expuestas a conflictos violentos o guerras (3). Asimismo, son especialmente elevadas después de casos de violencia sexual (1).
Hasta el 40% de las personas con trastorno de estrés postraumático se recuperan antes de transcurrido un año (1). Existen muchos tratamientos eficaces contra el TEPT, pero solo 1 de cada 4 personas con ese trastorno en los países de ingreso bajo y mediano declaran buscar alguna forma de tratamiento (2). Entre los obstáculos a la atención figuran el desconocimiento de que el trastorno de estrés postraumático pueda tratarse, la falta de disponibilidad de servicios de salud mental, la estigmatización social y la falta de proveedores de atención de salud mental capacitados.
Síntomas y tipologías
Es habitual sentir angustia u otras dificultades en relación con la salud mental después de un suceso potencialmente traumático, pero ello no significa que la persona tenga trastorno de estrés postraumático. Una persona tiene TEPT cuando presenta síntomas (en inglés) que le hacen revivir el suceso, evita todo aquello que le recuerde el suceso y padece síntomas de hiperactivación que le provocan una angustia considerable e interfieren con las actividades diarias y la vida familiar, social, escolar o laboral.
Revivir los síntomas
Las personas con trastorno de estrés postraumático tienen evocaciones recurrentes e indeseadas del suceso o los sucesos traumáticos que les hacen sentir como si el suceso se estuviera repitiendo. Esos recuerdos vienen acompañados de miedo intenso o pavor. Puede que se revivan como imágenes, sonidos (por ejemplo, disparos), olores (por ejemplo, el olor corporal de un agresor) u otras sensaciones. Las evocaciones pueden ocurrir a través de recuerdos intrusivos, pesadillas o, en casos graves, escenas retrospectivas. Durante las escenas retrospectivas, la persona puede por un momento creer que ha vuelvo atrás en el tiempo y comportarse como si viviera de nuevo el suceso.
Síntomas de evitación
Las personas con trastorno de estrés postraumático evitan situaciones, actividades, pensamientos o recuerdos que les evoquen los sucesos traumáticos. Pueden llegar incluso a evitar hablar del suceso con su familia o proveedores de atención de salud. Por lo general utilizan estas estrategias para tratar de evitar evocaciones angustiosas. Sin embargo, las estrategias de evitación pueden intensificar involuntariamente la reexperimentación de los síntomas con el paso del tiempo y de ese modo perpetuar el trastorno de estrés postraumático.
Síntomas de hiperactivación
Las personas con trastorno de estrés postraumático pueden tener un mayor sentido del peligro, aunque en realidad no corran ningún riesgo. Ello puede llevarlas a estar mucho más alerta de lo habitual, y por ejemplo vigilan constantemente su entorno en busca de posibles amenazas o sienten la necesidad de sentarse con la espalda contra la pared en espacios públicos. Pueden sobresaltarse o brincar de susto más fácilmente y reaccionar con miedo excesivo a movimientos o ruidos fuertes inesperados.
Los síntomas del trastorno de estrés postraumático por lo general empiezan inmediatamente después del suceso traumático o en el plazo de un mes. En niños pequeños, los síntomas son con frecuencia conductuales y pueden incluir la recreación del suceso traumático en el juego o en dibujos. A menudo los niños se culpan injustamente a sí mismos de lo sucedido. La experiencia del TEPT puede también variar de una cultura a otra. Por ejemplo, en algunas culturas puede ser más aceptable manifestar ira por lo sucedido, de modo que la experiencia pasa a ocupar un lugar prominente. En otras culturas, las personas con trastorno de estrés postraumático pueden tener con más frecuencia dolencias somáticas sin causa específica, como dolores de cabeza o síntomas gastrointestinales.
Además, las personas con TEPT pueden tener trastorno depresivo, trastornos de ansiedad y trastornos por consumo de sustancias (en inglés) psicoactivas, así como pensamientos y comportamientos suicidas. Muchos de los efectos del TEPT (como la tensión física o el consumo nocivo de bebidas alcohólicas) son también factores de riesgo conocidos en determinadas enfermedades, como las cardiovasculares.
Factores contribuyentes
El trastorno de estrés postraumático, al igual que otras afecciones de salud mental, es el resultado de la interacción de factores sociales, psicológicos y biológicos. Cualquier persona puede padecer TEPT después de un suceso potencialmente traumático, pero quienes ya han vivido algún suceso traumático son más susceptibles. Las mujeres son más propensas a experimentar TEPT que los hombres. Otros factores, como los antecedentes familiares de afecciones de salud mental, o tener una edad temprana y niveles inferiores de educación, pueden también incrementar la probabilidad de TEPT después de una vivencia potencialmente traumática.
La naturaleza del suceso vivido también puede afectar a la probabilidad de padecer TEPT. Por ejemplo, vivir sucesos potencialmente traumáticos de forma continuada o repetida, sufrir una lesión física grave durante el suceso o presenciar el daño a otras personas puede incrementar el riesgo. Recibir apoyo social tras sucesos potencialmente traumáticos puede reducir el riesgo de TEPT.
Tratamiento
Existen muchos tratamientos eficaces para las personas con este trastorno. Las intervenciones psicológicas basadas en la evidencia son los tratamientos de primera elección y pueden prestarse a individuos o a grupos, presencialmente o en línea. También puede accederse a algunas de estas intervenciones a través de manuales de autoayuda, sitios web y aplicaciones. Las intervenciones psicológicas pueden ayudar a que las personas aprendan a ver el trastorno desde otro punto de vista y a hacerle frente, lo que puede aliviar los síntomas. Asimismo, pueden ayudar a gestionar situaciones difíciles y a hacer frente a los sucesos, personas o lugares que desencadenan recuerdos traumáticos.
Las intervenciones psicológicas más avaladas por la evidencia para el tratamiento eficaz del TEPT son las que se basan en la terapia cognitivo-conductual centrada en traumas y en la desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR). Muchas de estas intervenciones conllevan técnicas de exposición, en las que se pide a la persona que evoque, narre o imagine el suceso traumático a fin de que se vea expuesta a sus recuerdos en un medio favorable y seguro. Entre las intervenciones psicológicas para el TEPT puede incluirse también la exposición real o imaginada a desencadenantes que pueden disparar recuerdos traumáticos.
Autocuidado
El autocuidado puede desempeñar una función importante en el apoyo al tratamiento de este trastorno. Para ayudar a gestionar los síntomas y promover el bienestar general se pueden seguir estos consejos:
- mantener una rutina normal cotidiana en la medida de lo posible;
- conectar y conversar con personas de confianza sobre lo sucedido, pero solo cuando la persona se sienta preparada para ello;
- evitar o reducir el consumo de bebidas alcohólicas y de drogas ilícitas, ya que pueden empeorar los síntomas;
- hacer ejercicio a menudo, aunque solo sea dar un paseo;
- mantener o crear hábitos de sueño saludables; y
- aprender a gestionar el estrés, lo que puede incluir técnicas de respiración y relajación muscular progresiva.
Respuesta de la OMS
En el Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013- 2030 de la OMS se ponen de relieve las acciones requeridas para ofrecer intervenciones adecuadas a las personas con afecciones de salud mental, en particular a las que se han visto expuestas a sucesos potencialmente traumáticos y presentan TEPT.
El trastorno de estrés postraumático figura entre las condiciones prioritarias cubiertas por el Programa de Acción para Superar las Brechas en Salud Mental (mhGPA) de la OMS, que incluye orientaciones para gestionar el TEPT (en inglés). Este Programa tiene por objeto ayudar a los países a impulsar los servicios destinados a las personas con trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias psicoactivas en entornos no especializados de los países de ingreso mediano bajo y se está aplicando en más de 100 países.
La OMS responde a las necesidades en materia de salud mental de las personas expuestas a conflictos y desastres naturales en diferentes países y, junto con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ha publicado una Guía de intervención humanitaria mhGAP, que incluye un módulo sobre la gestión del TEPT en entornos de atención de salud no especializados durante emergencias.
Referencias
- Kessler RC, Aguilar-Gaxiola S, Alonso J, Benjet C, Bromet EJ, Cardoso G, et al. Trauma and PTSD in the WHO world mental health surveys. Eur J Psychotraumatol. 2017;8(sup5):1353383. doi:10.1080/20008198.2017.1353383.
- Koenen KC, Ratanatharathorn A, Ng L, McLaughlin KA, Bromet EJ, Stein DJ, et al. Posttraumatic stress disorder in the World Mental Health Surveys. Psychol Med. 2017 Oct;47(13):2260–74. doi:10.1017/S0033291717000708.
- Charlson F, van Ommeren M, Flaxman A, Cornett J, Whiteford H, Saxena S. New WHO prevalence estimates of mental disorders in conflict settings: a systematic review and meta-analysis. Lancet. 2019. 394(10194):240–248. doi:10.1016/S0140-6736(19)30934-1.