Los desechos eléctricos y electrónicos y la salud infantil

29 de agosto de 2024

Los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos son el caudal de desechos domésticos que más rápidamente crece en el mundo. El problema es especialmente grave en lugares donde hay población urbana empobrecida que trabaja o vive cerca de vertederos informales y basureros. Estos vertederos no controlados de países de ingreso bajo y medio reciben una gran parte de los desechos eléctricos y electrónicos del mundo. Estos desechos contienen materiales valiosos, como el oro y el cobre. También pueden ser perjudiciales para la salud de las personas y para el medio ambiente si se reciclan de forma inadecuada y sin la suficiente formación, protección, infraestructura, equipamiento o garantías. Los niños son especialmente vulnerables a algunas de las sustancias tóxicas presentes en los desechos eléctricos y electrónicos o producidos por ellos, o por las actividades de reciclaje de los mismos.

La Iniciativa de la OMS sobre desechos eléctricos y electrónicos y salud infantil, creada en 2013, tiene por objeto aumentar el acceso a la base de conocimientos y datos probatorios; sensibilizar acerca de las repercusiones de los desechos eléctricos y electrónicos sobre la salud, en particular la de los niños; mejorar la capacidad del sector de la salud; promover la vigilancia de la exposición a este tipo de desechos; facilitar la investigación pertinente; y elaborar y poner a prueba iniciativas piloto en los países para reducir los riesgos para la salud relacionados con los desechos eléctricos y electrónicos. En junio de 2021, la OMS publicó Los niños y los basureros digitales: exposición a los residuos eléctricos y electrónicos y salud infantil, el primer informe de su historia donde se detalla el alcance de los efectos de estos desechos sobre la salud de los niños.

Millones de niños están expuestos a los desechos eléctricos y electrónicos

En todo el mundo, hay más de 18 millones de niños y adolescentes de edades comprendidas entre los 5 y los 17 años que trabajan en sectores que incluyen el tratamiento de desechos entre sus actividades. El reciclaje de desechos eléctricos y electrónicos puede considerarse trabajo infantil, ya que es potencialmente perjudicial para el desarrollo físico y mental de los niños. Se ha informado de que niños de hasta 5 años de edad trabajan en la clasificación, el desmantelamiento y el reciclaje de este tipo de desechos.

Hasta 12,9 millones de mujeres corren riesgo de verse expuestas a desechos eléctricos y electrónicos peligrosos

De acuerdo con las estimaciones más recientes sobre el número total de personas que trabajan de manera informal en el tratamiento de desechos en todo el mundo, entre 2,9 y 12,9 millones de mujeres, incluidas las que se encuentran en edad fértil, podrían estar expuestas a desechos eléctricos y electrónicos tóxicos, con el consiguiente riesgo para ellas y sus hijos no nacidos.

En 2019 se generaron 53,6 millones de toneladas de desechos eléctricos y electrónicos, gran parte de los cuales se enviaron a países de ingreso bajo y mediano para su eliminación

El Observatorio mundial de los residuos electrónicos 2020 (en inglés) estimó que en 2019 se generaron 53,6 millones de toneladas de desechos eléctricos y electrónicos. De ellos, solo 9,3 millones de toneladas fueron a parar a centros oficiales de tratamiento o reciclaje de desechos. Se sospecha que un volumen considerable de estos desechos se envía al extranjero, a países de ingreso bajo y mediano donde no hay reglamentación en este ámbito o, de haberla, se aplica de forma deficiente. Una vez allí, los desechos eléctricos y electrónicos se desmantelan, reciclan, reacondicionan o desechan, a menudo en entornos no estructurados y utilizando métodos y prácticas peligrosas. Este tipo de desechos contienen materiales valiosos, como cobre, oro, plata y cobalto, y se han convertido en una fuente de ingresos cada vez más extendida.

En los vertederos informales se utilizan métodos peligrosos para reciclar los residuos eléctricos y electrónicos

Se han documentado actividades de reciclaje informal de desechos eléctricos y electrónicos en países de todo el mundo. Las actividades incluyen el desmantelamiento manual, la quema a cielo abierto, el calentamiento y la lixiviación con ácido y el vertido a cielo abierto de los artículos no deseados. Estos métodos de reciclaje de desechos eléctricos y electrónicos pueden contaminar el aire, el polvo, el suelo, el agua, los alimentos y los animales. Las manchas oscuras en el suelo que se aprecian en la fotografía indican que en ese lugar se han quemado desechos de este tipo y que el suelo se encuentra ahora contaminado por plomo. La exposición al plomo, aunque sea en niveles bajos, es peligrosa para el desarrollo saludable de los niños. Los centros de reciclaje de desechos eléctricos y electrónicos que hay en el mundo son muy diversos en cuanto a su tamaño y características. La siguiente fotografía muestra la quema de desechos en Agbogbloshie (Ghana), un vasto vertedero en el que se llevan a cabo actividades rudimentarias de búsqueda de desechos y existen talleres y puestos de venta para reacondicionar y revender los artículos usados, en los que se ofrece formación cualificada a los jóvenes. En Agbogbloshie es frecuente ver a mujeres y niñas en los puntos de reciclaje vendiendo bebidas frías y aperitivos a los recicladores.

 

Durante el reciclaje de desechos eléctricos y electrónicos se pueden liberar hasta 1000 sustancias nocivas

El reciclaje informal y otras actividades relacionadas con los residuos eléctricos y electrónicos pueden liberar hasta 1000 sustancias nocivas, como plomo, mercurio, níquel, retardantes de llama bromados e hidrocarburos aromáticos policíclicos. En esta fotografía se observa la quema de desechos, entre ellos desechos eléctricos y electrónicos, en un horno de ladrillo en México. Estos hornos producen cantidades importantes de contaminación atmosférica, potencialmente contaminada con metales pesados y otras sustancias tóxicas, que pueden suponer riesgos graves para los trabajadores de los hornos y las comunidades cercanas. En la siguiente fotografía se muestra un escenario de reciclaje diferente al de la imagen anterior. En algunos países de América Latina, las actividades de reciclaje de desechos eléctricos y electrónicos pueden encontrarse más repartidas, y llevarse a cabo a pequeña escala en los hogares, los patios traseros y otros espacios de la comunidad, a menudo de forma conjunta con el resto de desechos municipales, lo que hace que sea una actividad menos visible. Estas actividades suelen tener lugar en barrios y zonas de bajo nivel socioeconómico, donde es posible que no haya acceso a los sistemas de atención de salud.

Los niños son más vulnerables que los adultos a las sustancias tóxicas de los desechos eléctricos y electrónicos

Los niños son más vulnerables que los adultos a las sustancias tóxicas liberadas por los desechos eléctricos y electrónicos debido a su menor tamaño, al menor grado de desarrollo de sus órganos y al rápido ritmo de crecimiento y desarrollo. La exposición en el periodo prenatal y en la infancia a actividades informales de reciclaje de este tipo de desechos se ha relacionado con una serie de efectos adversos para la salud, muchos de los cuales pueden no ser inmediatamente evidentes, como resultados adversos en el parto, deterioro del desarrollo neurológico, alteraciones de la función pulmonar y afecciones respiratorias, daños en el ADN, alteraciones de la función tiroidea y aumento del riesgo de presentar enfermedades crónicas en etapas posteriores de la vida.

La extracción segura de recursos de los desechos eléctricos y electrónicos produce menos dióxido de carbono que la extracción de nuevos materiales

La extracción de recursos de los desechos eléctricos y electrónicos utilizando tecnologías de extracción seguras reduce los riesgos para la salud y también produce sustancialmente menos dióxido de carbono que la minería de los mismos materiales, lo que se traduce en beneficios para el medio ambiente y reducciones de las emisiones que afectan al clima, objetivos a los que muchos países se han comprometido. El Observatorio mundial de los residuos electrónicos 2020 (en inglés) concluyó que los 9,3 millones de toneladas de residuos eléctricos y electrónicos que se reciclaron oficialmente en 2019 evitaron que se liberaran al medio ambiente hasta 15 millones de toneladas de equivalentes de dióxido de carbono. En esta fotografía se muestra un contenedor de reciclaje público en Australia donde se pueden depositar diferentes tipos de desechos eléctricos y electrónicos para reciclarlos de forma segura.

La comunidad de la salud puede emprender acciones para sensibilizar sobre los peligros de los desechos eléctricos y electrónicos

La comunidad de la salud puede contribuir a reducir los efectos adversos para la salud de los desechos eléctricos y electrónicos mediante el fomento de la capacidad del sector para diagnosticar, vigilar y prevenir la exposición de niños y mujeres a sustancias tóxicas, la sensibilización sobre los posibles beneficios colaterales de un reciclaje más responsable y la promoción de la mejora de los datos disponibles y la investigación en relación con los riesgos para la salud a los que se enfrentan los trabajadores informales en el reciclaje de desechos eléctricos y electrónicos. Los profesionales de la salud se encuentran en una posición única en este sentido, ya que pueden abogar a escala internacional, regional, nacional y local por políticas dirigidas a la protección de la salud humana frente a este tipo de desechos. Al mismo tiempo, son fuentes de información de confianza y pueden desempeñar una función clave en el ámbito local a través de los servicios de atención primaria de la salud o colaborando directamente con las comunidades afectadas o implicadas en el reciclaje informal de residuos eléctricos y electrónicos y actividades conexas.

 

La OMS colabora con organizaciones internacionales, gobiernos y comunidades para combatir los efectos negativos para la salud relacionados con los desechos eléctricos y electrónicos

Además de poner en práctica los objetivos de la Iniciativa de la OMS sobre desechos eléctricos y electrónicos y salud infantil, la Organización colabora con organizaciones internacionales y otros organismos de las Naciones Unidas, en su calidad de miembro de la Coalición de la ONU para los residuos electrónicos, así como con su red mundial de centros colaboradores (en inglés), con el fin de recopilar investigaciones y desarrollar las capacidades de los profesionales de la salud a través del módulo de formación de la OMS sobre la salud ambiental infantil, que incluye un módulo sobre los desechos eléctricos y electrónicos, y un curso en línea masivo y abierto sobre el mismo tema. La OMS también está trabajando a nivel regional y local, en colaboración con las oficinas regionales y una serie de comunidades locales, gobiernos y organismos de las Naciones Unidas en la Región de las Américas y la Región de África, en una serie de proyectos piloto dirigidos a desarrollar marcos de protección de la salud infantil frente a la exposición a los desechos eléctricos y electrónicos, que puedan ser adaptados y reproducidos en diferentes países y entornos.

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