Desnutrición
La desnutrición se refiere a deficiencias o excesos en la ingesta de nutrientes, desequilibrio de nutrientes esenciales o alteración de la utilización de nutrientes. La doble carga de la desnutrición consiste tanto en desnutrición y sobrepeso y obesidad, como en enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta. La desnutrición se manifiesta en cuatro formas generales: desapercigas, retraso en el crecimiento, bajo peso y deficiencias de micronutrientes.
El des desperdiciado se define como bajo peso por altura. A menudo indica pérdida de peso reciente y grave, aunque también puede persistir durante mucho tiempo. Por lo general, ocurre cuando una persona no ha tenido alimentos de calidad y cantidad adecuadas y/o han tenido enfermedades frecuentes o prolongadas. El des desperdiciado en niños se asocia con un mayor riesgo de muerte si no se trata adecuadamente. El aturdido se define como baja altura para la edad. Es el resultado de la desnutrición crónica o recurrente, generalmente asociada con la pobreza, la mala salud materna y la nutrición, enfermedades frecuentes y/o alimentación y atención inapropiadas en los primeros años de vida. El aturdiendo evita que los niños alcancen su potencial físico y cognitivo. El peso inferior se define como bajo peso para la edad. Un niño con bajo peso puede tener retraso en el crecimiento, desperdiciarse o ambos.
Las deficiencias de micronutrientes son la falta de vitaminas y minerales que son esenciales para las funciones del cuerpo como la producción de enzimas, hormonas y otras sustancias necesarias para el crecimiento y el desarrollo.
En 2018, el retraso en el crecimiento afectó aproximadamente al 21,9% o 149 millones de niños menores de 5 años, mientras que el desbaste afectó al 7,3% o 49 millones de niños menores de 5 años. Alrededor del 45% de las muertes de niños menores de 5 años están relacionadas con la desnutrición. Estos se producen principalmente en países de ingresos bajos y medianos. Al mismo tiempo, en estos mismos países, las tasas de sobrepeso y obesidad infantil están aumentando. Todos los países del mundo se ven afectados por una o más formas de desnutrición. La lucha contra la desnutrición en todas sus formas es uno de los mayores desafíos mundiales en salud.
Las mujeres, los lactantes, los niños y los adolescentes corren el mayor riesgo de desnutrición. Optimizar la nutrición al principio de la vida, incluidos los 1000 días desde la concepción hasta el segundo cumpleaños de un niño, garantiza el mejor comienzo posible en la vida, con beneficios a largo plazo.
La pobreza amplifica el riesgo y los riesgos de la desnutrición. Las personas pobres son más propensas a verse afectadas por diferentes formas de desnutrición. La desnutrición aumenta los costos de la atención de salud, reduce la productividad y ralentiza el crecimiento económico, lo que puede perpetuar un ciclo de pobreza y mala salud.
La OMS colabora con los Estados Miembros y sus asociados para lograr el objetivo de poner fin a todas las formas de desnutrición para 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El cumplimiento de este objetivo está supeditado a garantizar el acceso universal a intervenciones nutricionales eficaces y a dietas saludables de sistemas alimentarios sostenibles y resilientes.
Con este fin, la OMS aboga por políticas que promuevan la nutrición a escala mundial y elaboren orientaciones fundamentados en la evidencia para su aplicación. Esta labor está enmarcada por la resolución 65.6 de la Asamblea Mundial de la Salud de 2012: Plan de aplicación integral de la nutrición materna, infantil y infantil. También contribuye al Decenio de Acción de las Naciones Unidas sobre la Nutrición 2016-2025. Las acciones para poner fin a la desnutrición también son vitales para alcanzar los objetivos relacionados con la dieta del Plan de Acción Mundial para la Prevención y control de las enfermedades no transmisibles 2013-2020, la Estrategia Mundial para la salud de las mujeres, los niños y los adolescentes 2016-2030, y la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.